Gaitán: una vida en defensa de la soberanía y la democracia

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El artículo que se presenta a continuación fue publicado en el volumen 7 de la revista Espejo del programa de Lingüística y Literatura de la Universidad de Cartagena (2015). 

Gaitán: una vida en defensa de la soberanía y la democracia

Luis Felipe Buelvas Rico

Estudiante de Filosofía (UdeC)

No veremos ya los cañones disparando contra las naciones débiles ni la provocación de revoluciones internas. El sistema será distinto y ceñidamente legal en apariencia, se enviarán al país que quieren dominar grandes empresas, bancos poderosos, capitales ingentes que lo irán invadiendo y dominando con la aceptación regocijada de los ciudadanos. Ya no se tratará de violar la ley escrita, sino que mediante la expansión financiera aun permaneciendo inviolada la legislación se impondrá el más fuerte desde el punto de vista económico. No se necesitará perpetrar el ataque al derecho del Estado débil, sino que éste será absorbido por las vías legales y quedará entregado legalmente al adversario. He ahí el hecho de la conquista técnica.

  • J. E. G. sobre la nueva forma de recolonización imperial.

 

Jorge Eliécer Gaitán (1898 – 1948)[1] es uno de esos hombres cuyo existir representa un ilustrativo ejemplo de real patriotismo. Un existir dedicado a trabajar, con poderoso ahínco e incalculable voluntad, por una Colombia radicalmente distinta a aquella en la que le tocó nacer: una patria libre, soberana y digna. Este escrito es un homenaje a su memoria (vida y obra), a sabiendas de que la mejor manera de realizar esta labor va mucho más allá de unas palabras.

Ahora bien, en estas páginas, expondré su tesis sobre el país político y el país nacional, para luego reseñar el debate que impulsó su carrera política: el debate sobre la masacre de las bananeras.

Un solo territorio: dos países

Ya en la Introducción general a la crítica de la economía política, Marx aclaró que analizar una sociedad sin examinar con profundidad la naturaleza de sus clases, de su modo de producción, de su cultura, etc., es realizar un análisis abstracto. Así, Gaitán, desde joven acérrimo lector de Marx y Engels, estableció un criterio para estudiar las relaciones sociopolíticas nacionales: en Colombia hay dos países, el país político y el país nacional.

El país nacional es el del pueblo honesto y trabajador; es aquel que concentra su pensamiento y accionar en la educación, la salud y el empleo de los hijos de la patria, en el enriquecimiento del sector agropecuario, en la materialización de los más altos valores y principios democráticos, esto es, la defensa de la grandeza de Colombia .

En contraste, el país político ignora la esencia de tales problemas, pues sus actuaciones se reducen a preservar el poder sobre la maquinaria burocrática e impulsar la dinamización de la mecánica electoral. Sus preocupaciones son por los votos de este lugar o del otro, la firma para tal contrato, el puesto del ministerio x o la embajada y. El país político no sólo ignora las necesidades del país nacional, sino que legisla y ejecuta contra sus intereses: “¡Tremendo drama en la historia de un pueblo!”, lamenta Gaitán.

Cuando en una nación la política degrada de tal manera, según Gaitán, se ha instaurado el régimen oligárquico, pues la oligarquía “es la concentración del poder total en un pequeño grupo que labora para sus propios intereses, a espaldas del resto de la humanidad”. Nada lejano de la realidad que vivimos hoy día.

El histórico debate sobre la masacre de las bananeras

(Congreso de la República, antro parlamentario). En las sesiones del 3 al 6 de septiembre de 1929, Gaitán denunció las barbaridades cometidas por el ejército y el gobierno colombianos, durante la huelga que, a finales del año anterior, los obreros de la zona bananera del Magdalena realizaron contra las repugnantes condiciones laborales impuestas por la United Fruit Company, y que culminó con el asesinato de centenares de trabajadores el 6 de diciembre en la plaza de Ciénaga.

Sesión del 3 de septiembre de 1929. En el primer día del debate, Gaitán plantea las deprimentes características de la tragedia: una región inundada de miseria, sangre, luto y aberraciones a la dignidad humana, producto de una mafiosa relación entre el ejército y la United Fruit, compañía extranjera cuyo oxígeno y moral era el signo peso.

Gaitán le exige al gobierno nacional que resuelva el problema impartiendo justicia y castigando a los responsables. Así, divide su exposición en varios apartes: el desarrollo de la tragedia, las relaciones entre los militares y la United Fruit, los robos al erario del Magdalena, la noche de la masacre y las actuaciones del gobierno al respecto.

Primeramente, denuncia que en las casas de la United Fruit se desarrollaban constantes festejos entre los soldados y los agentes de la compañía, donde imperaba el consumo desenfrenado de alcohol y hasta se obligaba a las mujeres del pueblo a participar de tales encuentros. De hecho, Gaitán, con certificados en mano, revela que unos soldados violaron a una niña que padecía retraso mental.

Por otra parte, afirma Gaitán, muchos de los presos del pueblo habían sido encarcelados por negarse a vender sus propiedades a la compañía estadounidense, siendo víctimas de las palizas de los militares, quienes violentamente los sacaban de sus lugares de residencia.

Igual de indignante es la alocución del entonces Presidente de la República, Miguel Abadía Méndez, quien acusa a los obreros de cometer delitos, mientras elogia la actuación de los militares. Alocución rechazada por Gaitán, quien le exige al Presidente que invierta los papeles y respete el dolor de los sacrificados.

Sesión del 4 de septiembre de 1929. En el segundo día de este magistral ejemplo de lucha parlamentaria, de denuncia y control político, Gaitán expone cuáles eran los destinos de los impuestos del pueblo magdalenense: orgías y bailes en Santa Marta, pagos del licor solicitado a la United Fruit, paseos en automóvil, etc. Mas los militares no sólo usufructuaban de este modo el tesoro público, sino que cometieron otro delito: en Ciénaga, el régimen militar se robó los libros de la tesorería municipal. Definitivamente, la ley colombiana no existía en el Magdalena.

Enseguida, Gaitán denuncia las “peregrinaciones trágicas” efectuadas por los soldados en los ferrocarriles, quienes, sin el mínimo gesto de humanidad, disparaban contra todo desafortunado habitante que se cruzara en su camino. Desde los vagones, las ametralladoras nada respetaban. “Era una cruel persecución injustificada y criminal”, asevera Gaitán.

Luego, desmiente la ridícula farsa creada por el entonces Comandante de las Fuerzas Militares del Magdalena, Carlos Cortés Vargas, quien aseguró que el asesinato de los obreros fue una respuesta del Ejército a la invasión de unos buques estadounidenses en el mar de Santa Marta. Pero, ¿qué sentido tiene el hecho de que para defender el territorio patrio de un invasor extranjero se dispare contra sus propios compatriotas? Para Gaitán, lo anterior no es más que una excusa cómplice de uno de los autores de la tragedia: “…esto por sí solo es un retrato de la personalidad moral de este individuo”.

Sesión del 5 de septiembre de 1929. En esta sesión, Jorge Eliécer Gaitán le informa a las masas colombianas, a los demás congresistas y a la prensa nacional, que por más que se intente minimizar la importancia del debate en ejecución, su actitud se mantendrá firme y combativa contra viento y marea, que en lo fáctico no son sino los ataques de algunos periodistas y congresistas, por un lado, y por otro, el cohecho del oro norteamericano.

Gaitán tenía claro que sus denuncias eran un grito de justicia contra la atrocidad cometida por la compañía gringa, el ejército y el gobierno; un grito del país nacional contra el país político; un grito que exigía la “depuración moral” necesaria para que la justicia penal en Colombia “se administre conforme a los dictados de la ciencia y de la equidad”.

Sesión del 6 de septiembre de 1929. En la última plenaria del Congreso que fue escenario del trascendental debate realizado por Gaitán, este auténtico demócrata analiza la responsabilidad directa del gobierno en la catástrofe.

La tesis principal de la denuncia de Gaitán es que el gobierno, el ejército y la United Fruit Company se confabularon para resolver mediante las balas un problema laboral. Para lograr este fin, desarrollaron la siguiente estrategia: armaron un montaje que consistiera en la supuesta existencia de un caos público que justificara el estado de sitio y, en consecuencia, la masacre contra los obreros en huelga:

Tan premeditado fue este monstruoso delito, que a los obreros se les hizo maliciosamente concentrar en la ciudad de Ciénaga, en la tarde del 5 de diciembre diciéndoles que era para recibir al gobernador, pues se iba en aquella ciudad a firmar el pacto con la United, que había aceptado algunos puntos.

Esto revela que los obreros sí querían llegar a un acuerdo a través del diálogo, mientras la compañía gringa quería continuar explotándolos, razón por la cual necesitaba el estado de sitio, razón por la cual resolvería el conflicto mediante el fuego.

El plan les salió de maravillas. El comandante Cortés Vargas se dirige en horas de la madrugada hacia la multitud ubicada en la plaza de Ciénaga con el fin de leer el supuesto decreto del pacto con la United Fruit. La mayoría de los obreros estaban dormidos. Los pocos que escucharon la lectura del decreto respondieron con un enérgico grito de “¡Viva Colombia!”. El ejército respondió con el grito de las ametralladoras.

Dispararon sin pausa por más de cinco minutos. La tragedia está consumada. Cientos de vidas dijeron adiós. Otras, que tendían en el hilo del existir o el perecer, serían rematadas con las bayonetas. Escena horrorosa.

Los muertos son transportados en camiones para ser arrojados al mar o enterrados en fosas previamente abiertas. Pero no sólo los muertos, también los heridos. Agravante inhumano.

La respuesta al porqué sucedió todo esta barbaridad es descrita por Gaitán en su célebre frase: “…en este país el gobierno tiene para los colombianos la metralla homicida y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro [norte]americano”.

La “metralla homicida” puede entenderse como una metáfora para comprender la razón específica de toda la tragedia: los trabajadores de la zona bananera debían quedar “esclavizados económicamente” con la firma de autorización por parte del gobierno: el 29 de diciembre de 1928 se firmó en Ciénaga, en la notaría segunda del circuito, el decreto que fijaría los salarios que recibirán los obreros. Más explotación, menos dignidad.

Por último, Gaitán finaliza la espléndida presentación afirmando su conocimiento de que era prácticamente seguro que no se castigaría a ningún responsable de la tragedia denunciada. Mas, su único empeño es que “la nación conociera la página más bochornosa de su historia”. Y así fue. Hoy, recordamos un hecho escrito con sangre. Un hecho que quizás no se presenta actualmente con las mismas magnitudes, pero que nos invita a reflexionar sobre la historia nacional, el pasado, el presente y el futuro de nuestra Colombia, país que sigue siendo gobernado por el mismo país político, la misma oligarquía que una vez dijo: “la tal masacre de las bananeras no existe”, como el paro agrario del 2013 o las contaminaciones perpetradas a nuestro ecosistema por parte de las transnacionales extranjeras.

Gaitán nunca perdió la marea alta. Hasta el último de sus días se mantuvo de pie, humilde con las gentes del pueblo, pero soberbio contra los traidores de la patria. Su carrera política es una excelsa manifestación de coherencia, en defensa de la soberanía nacional y una democracia auténtica en Colombia. El mejor homenaje, reitero, es luchar por su histórico legado.

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[1] Un excelente escrito para conocer los aspectos más importantes de la vida de este político, es el texto Jorge Eliécer Gaitán: 65 años, de la autoría del sociólogo e historiador colombiano José Fernando Ocampo. Consúltese en: http://www.moir.org.co/Jorge-Eliecer-Gaitan-65-anos.html

«¿ERES DE IZQUIERDA Y VOTARÁS POR FAJARDO?»

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“¿ERES DE IZQUIERDA Y VOTARÁS POR FAJARDO?”

Luis Felipe Buelvas Rico

Investigador en filosofías

@TesisDeLucho

Cuando alguien asume una posición “de izquierda” muchas personas lo ven como una especie de franciscano, cuya preocupación por la pobreza lo debe llevar a lucir una vestimenta sin lujos, sin tecnología, una boina y maldiciendo todo lo relacionado con burgueses y capitalismo. Desde luego ésta es una posición infantil que desconoce lo complejo del asunto.

Sin embargo, en Colombia también existe una tendencia de catalogar como izquierda a todo lo que se antoje: personas que han estado en gobiernos como el de Uribe o Santos, defendieron a Obama, apoyan los TLC, etc., son considerados como izquierdistas. Algo similar ocurre con “la derecha”: cuando Vargas Lleras era el “vice” de Santos era de derecha, pero ahora como candidato pertenece a la “extrema derecha”. Una locura. Esto evidencia que debe haber una reconceptualización de esos términos y, mientras tanto, es pertinente sacudirse de ellos para comprender la situación del país.

La realidad política nacional va más allá de rótulos y etiquetas. Desde la perspectiva de quien escribe estas líneas, el objetivo principal de las fuerzas democráticas e independientes del país es la victoria ante los herederos del Frente Nacional. Ya es hora de que Colombia se libere de la tradición liberal-conservadora que hoy se disfraza de una multitud de colores y partidos: la llamada Unidad Nacional y el Centro Democrático.

Es por ello que apoyo firmemente la iniciativa de la Coalición Colombia, conformada por la Alianza Verde, el Polo Democrático y Compromiso Ciudadano. Es un acontecimiento inédito en la historia del país y aglutina a diversos sectores sociales, políticos y económicos que han acertado en tal dirección: el primer paso para derrotar la corrupción es sacar del gobierno a los mismos de siempre.

Siendo sinceros, el candidato de mi preferencia era Jorge Robledo, quien hoy busca volver al Senado. Es un dirigente con una hoja de vida intachable y la plena expresión de coherencia en la política. Algunos le criticaban su “sectarismo” y hoy también le critican que se haya aliado con movimientos diferentes, alianza fundamentada en un programa común. Fue una lástima que no se haya podido realizar una consulta entre los tres candidatos de la Coalición: Robledo, Claudia y Fajardo, siendo este último el elegido para representar esta propuesta.

Fajardo…

En un principio fue difícil entender todo esto, especialmente para quienes asumimos una postura radical ante el establecimiento y estamos acostumbrados a discursos frenteros. Sin embargo, también me pareció que era infantil apoyar la Coalición sólo si Robledo la lideraba. No se puede caer en caudillismos y creer que sólo en él se encuentra el camino a la “salvación” nacional.

Tengo miles de críticas a Claudia y Fajardo, no obstante, les reconozco que pudiendo haberse acercado a otros movimientos, prefirieron apostarle, junto con Robledo, a una candidatura alternativa e independiente al santouribismo. Durante todo el 2017 los tres movimientos se sentaron a construir un programa que unificara las ideas sobre el país y el gobierno que éste necesita para salir del atraso.

El panorama político colombiano es tan tragicómico que mientras Claudia y Fajardo han descartado cualquier alianza con el Partido Liberal (Gaviria-Samper-Santos), sectores “de izquierda” sueñan con compartir tarima con Humberto De la Calle. La gloriosa izquierda es tan roja que confunde las banderas soviéticas con las liberales.

Ahora bien, Fajardo lo dijo: si queremos luchar contra la corrupción no podemos aliarnos con el Partido Liberal. Y Claudia lo reafirmó: lo que De la Calle quiere es el Plebiscito 2.0, la candidatura del Sí y la del No. En este punto ambos personajes han asumido una posición más de avanzada que cualquier otro que incendie con discursos pero concilie en los hechos.

Santistas y uribistas no le perdonan a Fajardo (quien los derrotó en Medellín y Antioquia) esta posición y han lanzado una serie de injurias en su contra. Él las ignora. Es inteligente. Sabe que Colombia se encuentra en una polarización terrible en la que es casi imposible encontrar un debate respetuoso y carente de falacias. Muchos critican su tono “tibio”, pero Fajardo habla con hechos y representa la opción con más favorabilidad para derrotar en segunda vuelta a los candidatos del continuismo. A sus rivales les cuesta diseñar elementos para lanzar agua sucia en su contra. Es quien mejor ilustra la posibilidad de reconciliar a los colombianos y bajar la agresividad presente en la esfera sociopolítica del país.

Cuando uno comparte esta idea (el triunfo ante las fuerzas del santouribismo) y, además, ve más allá de las personas y se enfoca en un espacio colectivo que trasciende el proceso electoral del 2018, apoya con energía lo que hoy representa Fajardo, pero que mañana puede ser Robledo o Claudia. La confianza en y entre los miembros de la Coalición es un elemento clave si se quiere mantener este proyecto y –ojalá- con una victoria el 27 de mayo empezar a concretar un programa de gobierno que busca el desarrollo del capitalismo nacional, la recuperación del agro y la industria, la defensa del Estado de derecho, una educación y salud dignas, empleo formal, superación de la corrupción que carcome nuestras instituciones, etc.

Fajardo ha insistido en la necesidad de renegociar los TLC como condición sine qua non para el desarrollo del campo y la industria nacionales. Propuestas serias, viables y transformadoras que requieren varios periodos presidenciales.

Más que votar por Fajardo, es votar por un gobierno tripartito constituido por movimientos entre los cuales se hallan excelentes representantes de la vida pública nacional. Los caudillismos son olas que van y vienen, los espacios colectivos de participación política son océanos que fundamentan la vida y el futuro.

 

Coletilla: en un nuevo artículo puedo analizar algunos puntos del programa de la Coalición, calificado por algunos como “abstracto”. El diablo está en los detalles.

«¿ERES DE IZQUIERDA Y NO VOTARÁS POR PETRO?»

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“¿Eres de izquierda y no votarás por Petro?”

Luis Felipe Buelvas Rico

Investigador en filosofías

@TesisDeLucho

Antes de desarrollar las ideas de este escrito quisiera aclarar lo siguiente: lo primero es que no tenía muchas ganas de escribirlo, pero al ver la arremetida contra Héctor Abad Faciolince por manifestar unas críticas a Petro, me pareció justo defender el derecho a la crítica de los líderes políticos que todo ciudadano posee. Esté uno de acuerdo o no con lo manifestado por Abad, es un acto grotesco y lamentable que algunas personas hayan reportado su cuenta de Twitter, por lo cual se encuentra cerrada.

Lo segundo, es que éste no es un artículo contra Petro ni los petristas. Aquí no busco convencer a nadie de que no vote por él. Si algo he aprendido de Carl Sagan es que por más argumentos que uno plantee a una persona convencida, ésta difícilmente cambiará de opinión. Muchas personas votarán por Petro porque ven en él un rostro diferente a los mismos de siempre y seguramente con ellos compartiré puntos de vista, propuestas y preocupaciones. Así, pues, lo que sí quiero hacer es esbozar una serie de hechos por los cuales mi voto no será por el líder del movimiento Colombia Humana.

Mateo 7:15: “por sus actos los conoceréis”

Petro se caracteriza por ser un excelente estratega político y un magnífico orador. Sus discursos son fuertes, potentes y persuasivos. Sin embargo, el analista político debe ir más allá de lo dicho, debe tener en cuenta la realidad en la que tales discursos se manifiestan.

Si bien Petro realizó unos importantes debates para desenmascarar la alianza entre grupos paramilitares y políticos del establecimiento, durante su misma etapa como senador apoyó unas medidas acordes con las mismas mafias que denunciaba.

La primera es su apoyo al TLC con Estados Unidos (1), al que propuso añadirle unas cláusulas ambientales y laborales, como si con estos adornos se evitara la destrucción del aparato productivo colombiano, el emporio del capital financiero y la condena impuesta al país de ser un simple exportador de materias primas.

La segunda es su voto por el exprocurador Alejandro Órdoñez, a quien presentó como un defensor de las mujeres, la comunidad LGBTI y las minorías  (¡!¿?) (2). Tiempo después, el periodista Daniel Coronell revelaría que el voto de Petro al Procurador fue para ubicar en un alto puesto de esta entidad a un hombre de su confianza, Diego Bravo, el mismo responsable de que durante su alcaldía Alejandro Órdoñez lo destituyera (3).

Estas dos medidas constituyen un ejemplo del oportunismo de Petro, quien, por un lado, criticaba la crisis de la economía nacional, pero al mismo tiempo apoyaba su sepultura. Lo mismo con el procurador: votar por alguien cuestionado por su fanatismo religioso, cuya principal labor fue proteger a quienes mediante la corruptela y el clientelismo destrozan a la nación.

Esto como senador. Ahora analicemos algunos puntos de su alcaldía.

Recuerdo que observé un debate de los candidatos a la alcaldía de Bogotá en 2011 y escuché cómo Petro criticaba que los operadores privados abusaran de los usuarios y de la capital. ¿Qué hizo como alcalde? Les prorrogó los contratos a los mismos operadores, extendiendo la vida útil de buses que hoy son chatarras andantes y ponen en peligro la integridad de los bogotanos (4).

De igual manera, la baja popularidad de la alcaldía de Petro se explica por la inmensa cantidad de promesas de campaña que se quedaron en el aire, pues su discurso de renovación social se desvaneció cuando propuso peajes al interior de la ciudad (5); aumentó exageradamente (hasta más del 60%) el impuesto predial (6); diseñó un POT que pretendía quitarle terrenos a la U. Nacional para dárselos a Sarmiento Angulo (7); emitió un decreto de privatización del espacio público, persiguiendo a vendedores ambulantes (8) (9); estigmatizó la protesta social contra Transmilenio; mantuvo una política antisindical y de tercerización contra los trabajadores de la ETB (10); prorrogó los contratos de los colegios en concesión (que funcionan bajo la óptica privada y explotan a los maestros) (11) (12); implementó una jornada única sin condiciones mínimas, de acuerdo a la política educativa de Gina Parody (13); absoluto silencio ante el TLC con Corea que afecta a pequeñas y medianas empresas bogotanas; resolución de las movilizaciones ciudadanas con el ESMAD, incluso contra niños sordos (14); en fin, varios ejemplos que demuestran que del dicho al hecho hay mucho trecho y explican el rechazo a su movimiento Progresistas, que ni siquiera presentó candidato en la siguiente elección y pasó de 8 concejales a 1 y de 27 ediles a 0. Ni hablar del ascenso de Peñalosa, similar al de Trump por la decepción de Obama. El maestro Carlos Gaviria Díaz resumió el asunto: “Petro ha hecho demasiadas concesiones a la política tradicional” (15).

Sin embargo, quizá el punto más relevante para un distanciamiento total con Petro es su cercanía con el presidente Juan Manuel Santos.

Al iniciar el gobierno de Santos, Petro no se cansó de elogiarlo, afirmando que representaba una diferencia esencial con Uribe, que su programa “articula muy difícilmente neoliberalismo” (16) y su política laboral era igual a la que él proponía en 2010 (17). Con excepción del proceso de paz, ya sabemos cómo ha terminado todo esto: Santos ha implementado como ningún otro el modelo de las privatizaciones y el libre comercio, en contra de los intereses nacionales y ciudadanos.

Esta cercanía llegaría a ambientarse con sonidos matrimoniales cuando Petro estaba al borde de su destitución y, por arte de magia, después de apoyar la reelección de Santos (18), el Consejo de Estado le reabrió las puertas del Palacio del Liévano (19). No se necesita ver una temporada de House of Cards para entender estas cosas. Al mismo presidente que calificó de “facho”, le entregó el movimiento Progresistas para apoyarlo en primera vuelta, inclusive amenazando con crear otro movimiento si los concejales y congresistas de esta organización no apoyaban la dupla Santos-Vargas Lleras (20). Santos se lo agradeció con una sonrisa impecable (21).

En 2018, Petro ha mantenido una posición crítica ante las candidaturas de Vargas Lleras, el uribismo y Fajardo (cuya Coalición Colombia ha calificado de “neoliberal”, “peñalosista”, “aliada de los bancos”, etc., al mismo tiempo que solicitaba estar en ella). Sin embargo, no dice nada de Humberto De la Calle, el candidato del Partido Liberal, a quien tanto le insistió para crear una alianza “por la paz”.

Una propuesta alternativa debe desligarse completamente de los partidos tradicionales que hoy fundamentan el santouribismo, pero para Petro su candidatura era intercambiable con la de las banderas rojas de Gaviria, Samper y Santos.

Hoy por hoy, Petro no ha presentado un documento que fundamente un programa de gobierno, sin embargo propone, como en 2011, el cielo, para luego decir que los diablos no dejaron brillar las nubes.

Coletilla: muchos petristas critican la cercanía de algunos candidatos con grupos empresariales, como si a su candidato lo financiaran las monjitas de la caridad. La campaña de Petro a la alcaldía de Bogotá fue financiada, entre otros, por Bancolombia, Colpatria, Éxito y Seguros Bolívar (22). Como dijo Martín de Francisco: “Por favor, no endiosemos a nadie”.

 

Referencias bibliográficas

 

(1): http://gustavopetro.blogspot.com.co/2007/03/notas-del-viaje-washington-marzo-4-al.html

(2): http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3241523

(3): http://www.semana.com/opinion/articulo/columna-de-coronell-sobre-destitucion-de-petro-por-ordonez/368526-3

(4): https://www.elespectador.com/opinion/petro-y-transmilenio-columna-738587

(5): http://www.semana.com/nacion/articulo/gustavo-petro-anuncia-creacion-peajes-urbanos/250130-3

(6): http://www.semana.com/nacion/articulo/bogota-ciudadanos-protestan-por-cobro-del-predial/423335-3

(7): https://www.elespectador.com/noticias/bogota/estudiantes-de-unal-contra-el-pot-de-petro-articulo-444503

(8): https://twitter.com/KarolaEnriquez/status/695964669882863617

(9): http://www.semana.com/nacion/articulo/decreto-espacio-publico-petro-bogota/361303-3

(10): http://semanariovoz.com/trabajadores-de-etb-piden-a-petro-trabajo-y-buen-servicio-al-usuario/

(11): http://ocecolombia.co/abajo-los-colegios-en-concesion-y-la-tercerizacion-laboral-en-el-distrito/

(12): http://www.usofrenteobrero.org/index.php/actualidad/noticias/educacion/2792-apoyando-los-colegios-en-concesion-petro-traiciona-sus-propias-politicas

(13): http://tribunamagisterial.co/resolucion-1905-jornada-extendida-de-experimento-a-politica-publica-el-ultimo-favor-de-petro-a-santos-y-parody-y-el-primero-a-penalosa/

(14): https://www.bluradio.com/18941/denuncian-agresion-policial-ninos-sordos-durante-protesta-al-sur-de-bogota

(15): https://notiagen.wordpress.com/2011/11/02/carlos-gaviria-%C2%ABgustavo-petro-gana-porque-ha-hecho-demasiadas-concesiones-a-la-politica-tradicional%C2%BB/

(16): https://www.elespectador.com/impreso/politica/articuloimpreso-234730-santos-debe-tomar-decisiones-claves

(17): http://prensarural.org/spip/spip.php?article6150

(18): http://lasillavacia.com/historia/petro-el-nuevo-fichaje-de-santos-para-su-reeleccion-47400

(19): http://www.elpais.com.co/colombia/medidas-cautelares-reafirman-a-gustavo-petro-como-alcalde-de-bogota.html

(20): https://www.youtube.com/watch?v=Mcul8MX3VDw

(21): https://www.facebook.com/CatalinaNavaColombia/videos/541976776201263/

(22) https://www5.registraduria.gov.co/CuentasClaraster/publicacioncandidatos.aspx

 

Lo apoyo, pastor Arrázola

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Fuente: Ministerio Ríos de Vida

LO APOYO, PASTOR ARRÁZOLA

@TesisDeLucho 

Lo apoyo, pastor Arrázola. Estoy con usted. Quiero manifestarle mi sincero apoyo ante la serie de ataques personales de los cuales usted y su familia han sido objeto.

Lo apoyo, pastor Arrázola. Usted tiene la razón: tiene todo el derecho de expresar libremente sus opiniones políticas. Además de pastor, es un ciudadano colombiano.

Lo apoyo, pastor Arrázola. Sus hijos no deben ir a la guerra. De hecho, los hijos de nadie…

Aclaro esto y advierto de antemano que no vengo a juzgarlo por las dinámicas propias de su Iglesia. Otros pueden tomar esa posición. Yo quiero hablar de otro tema.

En la academia y la cotidianidad vivencial se ha extendido ampliamente la idea de que todas las opiniones son válidas, trayendo como implicación la ausencia del debate y de responsabilidad ética ante la relación que debe tener lo dicho con la verdad. Se aísla el elemento teórico del práctico, siendo la mismísima realidad práctica fuente de determinación de la verdad. Yo creo que no todas las opiniones son válidas, estimado pastor, creo que éstas deben corresponder con los hechos y más si se trata de opiniones políticas. Porque si todas las opiniones son válidas, entonces todo vale.

Usted conoce el poder que tienen sus palabras. Sabe que detrás suyo existen centenares de personas dispuestas a creer y difundir cualquier información que emane de su boca o de su página en Facebook. Es por esto que aumenta la carga de responsabilidad ética en sus opiniones. Dicho esto quisiera formularle varios interrogantes relacionados con sus posturas sobre el Plebiscito:

  • ¿Qué relación tiene la imagen del Sí de Hugo Chávez con el proceso de paz? ¿Chávez está vivo? ¿Sabía usted que esa imagen hace referencia a un referendo constitucional realizado en el país vecino durante el 2007?
  • ¿Cuáles son las referencias bibliográficas de las citas de Karl Marx? ¿Conoce el contexto en que Marx las dice? ¿Qué relación tienen con el proceso de paz?
  • ¿Cree usted que toda persona que esté con el SÍ está de acuerdo con las Farc y el gobierno de Santos?
  • ¿Será que Juan Manuel Santos (un oligarca neoliberal que durante su gobierno ha adelantado procesos de privatización de empresas, extranjerización de tierras, Tratados de Libre Comercio, fortalecido las EPS) le va a ceder el poder de la élite colombiana a las Farc?
  • ¿Puede asistir e invitar igualmente a las movilizaciones contra estas políticas de favorecimiento a lo privado? ¿Contra los muertos por las EPS, el caos de Electricaribe y a favor de la defensa de la educación pública?
  • ¿Me puede desbloquear de su página en Facebook para debatir estos temas con respeto?

Gracias, pastor. Lo apoyo. Como también apoyo y aprecio a quienes votarán por el NO con argumentos acordes a la realidad, porque el respaldo de Luis Carlos Sarmiento Angulo (el banquero más poderoso del país) al proceso de paz refuta totalmente la idea de que nos volveremos como Venezuela o le entregarán el país a las Farc. Los oligarcas no son bobos. No ceden su poder. La tarea democrática es derrotarlos en las urnas y en las calles con una alternativa real a quienes históricamente han gobernado para unos pocos. Porque Santos y Uribe pueden tener sus diferencias por el tema de la paz, pero en materia social y económica son partidarios del modelo neoliberal, que tanto daño nos ha hecho al mercantilizar cada una de las esferas de la vida.